Una de las recomendaciones que se asocian a la monitorización del pH urinario dentro del tratamiento de las enfermedades urológicas relacionadas con el equilibrio ácido-base de la orina es que la persona pueda llevar un autocontrol de la medición del pH de la misma.
La telemedicina ha avanzado considerablemente estos últimos años. Un ejemplo muy claro es el Método Lit-Control. Éste permite llevar este autocontrol mediante un pequeño dispositivo medidor del valor del pH de la orina, junto con unos complementos alimenticios que ayudan a aumentar o disminuir el pH urinario, según cada necesidad.
Este método está destinado especialmente para personas con tendencia a la formación de cálculos renales, portadores de catéteres urinarios, afectados por cistitis recurrente e infección del tracto urinario, con síndrome de vejiga dolorosa o vejiga hiperactiva, entre otras patologías del sistema urinario relacionadas con el equilibrio ácido-base de la orina.
El hecho de que estas personas se responsabilicen de su propio control proporciona una serie de ventajas:
- Más autonomía y comodidad: se puede medir el valor del pH de la orina en el propio domicilio sin tener que desplazarse a un centro médico
- Controles más frecuentes: se puede verificar en todo momento que el valor del pH urinario se mantiene dentro del rango terapéutico recomendado y que la prevención se está realizando correctamente
- Resultados inmediatos: el mismo equipo calcula el valor al instante y los complementos alimenticios ayudan a corregir los efectos de la dieta y del propio metabolismo.
También se utiliza este tipo de métodos de autocontrol en otras enfermedades como la diabetes, donde se usan pequeños medidores para calcular la cantidad de glucosa en sangre y evitar episodios de hiperglucemia o hipoglucemia (exceso o falta de glucosa, respectivamente) o valorar la inyección de insulina de manera inmediata; y también en el tratamiento con anticoagulantes orales, en el que se usan coagulómetros con el objetivo de medir el tiempo de coagulación de la sangre, controlar que la dosis del fármaco sea la correcta para cada persona y evitar así el riesgo de trombosis o hemorragia.
Por estas razones, las ventajas del autocontrol se traducen en una mejoría de la calidad de vida de la persona afectada, ya que proporciona una mayor libertad, responsabilidad y adherencia al tratamiento.