El síndrome de vejiga dolorosa (o también conocida como cistitis intersticial) se define como la inflamación crónica, es decir, de larga duración, de las paredes de la vejiga. Esto causa dolor abdominal y en el bajo vientre y le acompaña una sensación constante y urgente de orinar. Los síntomas de la cistitis intersticial pueden incluir:
- Dolor o molestia en el bajo abdomen. El dolor puede empeorar cuando se llena la vejiga y puede desaparecer durante poco tiempo cuando ésta se vacía.
- Sensación urgente de orinar (urgencia) o de hacerlo muy a menudo (frecuencia) o ambos a la vez. La mayoría de personas orinan entre 4 y 7 veces al día. Las personas con síndromes de vejiga dolorosa grave pueden orinar hasta 40 veces al día, incluso durante la noche.
- Dolor, presión o sensibilidad en la vejiga, la uretra o en los genitales
- Dolor en los músculos del suelo pélvico, abdomen bajo y en la zona lumbar
- Dolor que puede empeorar durante la menstruación
- Dolor durante las relaciones sexuales
- Úlcera, irritación y/o sangrado en la vejiga
Los síntomas pueden variar dependiendo de la edad y del momento en el que se diagnostica. Además, estos síntomas pueden “estallar”, lo que significa que pueden empeorar repentinamente y luego mejorar. Aunque solo se sientan ligeras molestias o síntomas muy severos, esta afección puede generar un deterioro en la calidad de vida de las personas afectadas. El sueño interrumpido por la necesidad de ir a orinar durante la noche puede provocar fatiga extrema o incluso depresión, lo que repercute en la salud física y mental. El riesgo de padecer el síndrome de la vejiga dolorosa es mayor si se ha tenido una infección urinaria anteriormente, si existen antecedentes familiares con esta dolencia o si se tienen otras afecciones particulares (síndrome del intestino irritable, fibromialgia, síndrome de fatiga crónica o endometriosis, entre otras). Además, la orina con pH ácido produce irritación en las fibras nerviosas que se encuentran en el epitelio de la vejiga urinaria, haciendo que dicha irritación se transforme en estímulos dolorosos. En este sentido, hay estudios que demuestran que mantener la orina por encima de un pH urinario de 6.2 durante tan solo 4 semanas ayudaría a reducir la sintomatología clínica de esta patología. Cabe destacar que este síndrome no es causado por bacterias y no responde al tratamiento convencional de antibióticos. El tratamiento dependerá de la situación de cada uno y puede no ser efectivo para todas las personas afectadas. Entre los distintos tratamientos que se recomiendan para aliviar los síntomas podemos encontrar:
- Cambios en la dieta. La eliminación de algunos alimentos o bebidas puede ayudar a disminuir la severidad de los síntomas, especialmente el dolor.
- Cambios del estilo de vida. Usar ropa holgada para que no apriete la zona del abdomen bajo o dejar de fumar, ya que la tos provocada por el tabaquismo a largo plazo puede oprimir el área abdominal y empeorar los síntomas y los productos tóxicos del cigarrillo eliminados con la orina pueden aumentar el dolor, afectar la calidad del sueño y aumentar los niveles de ansiedad.
- Ejercicio regular. La actividad física puede ayudar a fortalecer los músculos que rodean la vejiga y mejorar el flujo sanguíneo del área abdominal.
- Terapia física. Específicamente ejercicios para relajar el músculo del suelo pélvico.
- Hidrodistensión de la vejiga. Esta técnica consiste en llenar la vejiga con agua para estirarla, a la vez que los músculos de la zona. Se realiza bajo anestesia general.
- Instilación de vejiga o lavado de vejiga. Este método consiste en llenar la vejiga con un líquido o una solución con el objetivo de lavar el interior de la vejiga durante aproximadamente 15 minutos. Puede ayudar a prevenir los espasmos musculares que causan el dolor y la necesidad constante de orinar.
- Estimulación eléctrica transcutánea de nervios. Esta técnica se basa en enviar impulsos eléctricos leves a los nervios de la zona lumbar y la vejiga. Esto puedo ayudar a aliviar el dolor y a disminuir la necesidad de orinar tan a menudo.
- Varios tipos de fármacos, como los analgésicos para aliviar el dolor.
- Cirugía. Si no han funcionado otros tratamientos, se puede recurrir a la extracción parcial o total de la vejiga. Cuando se elimina la vejiga, la orina deberá recolectarse y depositarse en una bolsa fuera del cuerpo. Debe considerarse como última opción y siempre bajo el asesoramiento de un especialista.