Lit-Control ® pH Buffer

Para mantener esta solución en condiciones adecuadas durante el mayor tiempo posible es aconsejable seguir las siguientes precauciones:

1. Anota la fecha del primer uso; transcurrido un mes reemplaza la solución de calibración por una nueva.

2. Mantén el vaso con solución de calibración enroscado al dispositivo durante el almacenamiento.

3. Almacena la solución de calibración entre 5°C y 45°C.

4. Evita la exposición directa de la solución de calibración a la luz del sol.

1. Desenrosca el vaso y vierte la solución de calibración.

2. Enrosca nuevamente el vaso al dispositivo.

3. Agita ligeramente el dispositivo durante 5 segundos.

4. Presiona el botón hasta que se encienda el dispositivo y espera que el símbolo “C” aparezca en la pantalla.

5. Pulsa una vez el botón para que la calibración empiece.

Mientras dure la calibración, se mostrará un punto en movimiento debajo del símbolo. Espera unos segundos, si la calibración es correcta se mostrará en la pantalla el símbolo “T”.

El pH urinario es un indicador de acidez o alcalinidad de la orina y proporciona información acerca del estado general de salud de nuestro cuerpo. El valor de pH medio está en torno a 6.2. Sin embargo, debido a su comportamiento oscilante puede situarse desde 4,5 a 8, dependiendo en gran medida de la dieta, productos de deshecho, alteraciones metabólicas, y otras causas.

Actualmente existen dos opciones de control del pH urinario: por tira reactiva o por pH-metro de laboratorio. Las primeras son ampliamente cuestionadas por la comunidad médica por su baja precisión y fiabilidad para la toma de decisiones clínicas; mientras que la segunda carece de la portabilidad necesaria para que la medición del pH urinario se haga en orina fresca recién miccionada, que es la que tiene valor fisiológico.

• Si existen cristales en la orina y el pH urinario está por encima de 6.2 se dan las condiciones apropiadas para que puedan formarse cálculos infecciosos o de fosfato cálcico, o de oxalato cálcico inducidos por fosfato cálcico.

• Si existen cristales en la orina y el pH urinario está por debajo de 5.5 se dan las condiciones apropiadas para que puedan formarse cálculos de cistina o de ácido úrico, o de oxalato cálcico inducidos por ácido úrico.

• En determinadas ocasiones, o bien sin alteración del pH, la simple existencia de cristales y la carencia de inhibidores fisiológicos de esta cristalización, puede favorecer a la formación de piedras en el riñón.

Un control correcto del pH urinario disminuirá el riesgo de formación de cálculos renales.

Tras la colocación de una sonda vesical o catéter doble j tiende a aparecer infección urinaria que puede provocar en la mayoría de los casos una orina alcalina. Si la infección persiste gracias, entre otros, a la presencia de cristales en la orina y un pH alcalino, podría incidir en la calcificación de la sonda o catéter, llegando incluso a obstruirse y en algunos casos a dificultar su extracción.