A nivel molecular, los cálculos renales se forman cuando las sales minerales en suspensión en la orina se concentran demasiado y no hay suficiente volumen de orina para disolverlos. Estos minerales empiezan a precipitar y si no hay suficientes inhibidores de la cristalización, forman núcleos de cristales que crecen y se convierten en piedra.
Un inhibidor de la cristalización es una molécula que se va a vincular al mineral en suspensión para detener la formación de un cristal, su crecimiento o su agregación a otros cristales.
Todos tenemos inhibidores de la cristalización naturalmente presentes en la orina como los citratos o el magnesio. Sin embargo, cuando hay escasez de inhibidores, se puede producir un desequilibrio en la orina entre las sustancias que van a formar cálculos y las sustancias que lo van a impedir. Este desequilibrio puede ser debido a una mala absorción a nivel intestinal, a una insuficiencia renal o a infecciones urinarias. Si no se compensa aportando suficientes inhibidores a través de la alimentación o de complementos alimenticios, los cálculos tienen más probabilidades de formarse y de manera más rápida.
Sin embargo, ciertos inhibidores son específicos de un tipo de mineral como los citratos, el magnesio o la teobromina, y otros pueden inhibir la formación de cristales de diferentes tipos como los fitatos. Así, es importante identificar primero tu tipo de cálculo antes de empezar un tratamiento para identificar las potenciales causas de la formación del calculo y asegurar la eficacia del tratamiento para prevenirlo.
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