El pH de la orina es uno de los diferentes parámetros que se obtienen cuando se realiza un chequeo completo de nuestro cuerpo y refleja tanto la actividad metabólica como el bienestar del organismo. En una persona sana, el pH de la orina suele tener un valor de 6 (sin embargo, puede oscilar entre 4,5 y 8), por lo que éste es ligeramente ácido (se considera pH neutro un valor de 7).
La dieta es un factor que condiciona activamente el valor del pH urinario, aumentando con dietas estrictamente vegetarianas y disminuyendo con dietas más carnívoras o ricas en proteínas. Aun así, existen ciertas situaciones en las que un cambio en el valor del pH urinario puede indicar que algo no funciona correctamente en nuestro organismo. Un valor demasiado elevado o demasiado bajo puede favorecer la formación de cálculos renales, de tener infección de orina, calcificación del catéter urinario u otras patologías relacionadas con el tracto urinario y con el equilibrio ácido-base de la orina.
Por ejemplo, un valor de pH urinario cercano a 8 con presencia de nitrito en el análisis de orina, que normalmente no está presente, indica la existencia de una infección bacteriana en las vías urinarias. Otro caso sería la relación del pH urinario con la litiasis renal, y los diferentes tipos de cálculos renales que la causan: un valor inferior a 5,5 favorecerá la formación de piedras en el riñón de tipo ácido úrico, cistina y oxalato cálcico, mientras que un pH superior a 6,2 favorecerá dicha formación del tipo cálcico, estruvita y oxalato cálcico.
Por estas razones resulta imprescindible tener un control sobre este parámetro y aplicar algunas correcciones cuando varía su valor. Normalmente se suele recomendar algún cambio en el régimen alimentario, pero debido al bajo cumplimiento de las medidas dietéticas, se recomienda suplementar la dieta con complementos alimenticios que nos ayuden a corregir el desajuste del pH urinario y así prevenir la formación de cálculos renales, entre otras patologías. Aquellos complementos alimenticios que incorporen “citrato” nos ayudarán a incrementar el pH de la orina, mientras que los que incorporen “L-metionina” nos facilitarán su acidificación.
Este control del pH urinario está indicado en personas con tendencia a la formación de cálculos renales, a portadores de catéteres urinarios, a personas afectadas por cistitis recurrente e infección del tracto urinario, síndrome de vejiga dolorosa, vejiga hiperactiva y otras enfermedades urológicas. Para más información consulte aquí.