Piedras en el riñón. Que hacer para evitar repeticiones

Alrededor del 15% de hombres y el 8% de las mujeres sufren un episodio de piedras en el riñón a lo largo de su vida. Más del 50% de los pacientes padecerá nuevamente piedras en el riñón durante los 5 años siguientes al primer episodio, y un 10% de los  pacientes desarrollará una forma crónica su enfermedad litiásica.

 

El cálculo renal o piedra se forma dentro del riñón a partir de sustancias que están en la orina. Las personas que han sufrido un cólico de riñón y expulsaron la piedra que lo causaba, tienen mayores posibilidades de formar nuevas piedras. 

 

Aproximadamente, 2 de cada 3 cálculos se expulsan de forma espontánea en las 4 semanas siguientes al inicio de los síntomas, por el contrario, una piedra que no haya sido expulsada después de 1 ó 2 meses es altamente improbable que se expulse espontáneamente y se deberá recurrir a otras alternativas de tratamiento para su eliminación. (1)

 

Las piedras en el riñón, litiasis renal, o cálculos renales, son la tercera patología que con más frecuencia se presenta en el aparato urinario, sólo superada por las infecciones urinarias y patología relacionada con la próstata en hombres. (2)

 

Los cálculos renales se producen cuando la cantidad de sustancias que forman cristales, como el calcio, el oxalato y el ácido úrico, en la orina es mayor de la que pueden diluir los líquidos presentes en esta. Al mismo tiempo, la orina puede carecer de sustancias que impidan que los cristales se adhieran unos a otros, lo que, generalmente junto alteraciones del pH de la orina, crea un entorno ideal para la formación de cálculos renales.

 

Cuando las piedras o cálculos provocan una obstrucción ureteral, los pacientes sufren un cólico renal, que se manifiesta con un dolor intenso en la parte inferior de la espalda o en los costados. Usualmente el dolor se siente en un costado, pero podría presentarse en ambos lados de la parte inferior de su espalda. El cólico renal podría comenzar rápidamente, ir y venir, y empeorar con el paso del tiempo. Este dolor se ha descrito como “una de las formas más angustiantes de dolor en el ser humano” (1)

 

Frecuentemente, el dolor puede estar acompañado de otros síntomas como: dolor al orinar, náusea y vómito, sentir la necesidad de orinar frecuentemente, o inmediatamente, orinar menos de lo que es normal para usted, o no está orinando en lo absoluto, presencia de sangre en la orina, fiebre, etc.

 

Diversos factores pueden aumentar el riesgo de padecer piedras en el riñón, y algunas medidas pueden tener efectos beneficiosos en su prevención (3)

 

Antecedentes familiares o personales.  Al menos, el 25% de los pacientes que presentan cólicos recurrentes tienen historia familiar de urolitiaisis (4) Sí alguien de tu familia tiene cálculos renales, tienes más probabilidad de padecer la enfermedad. Además, como se ha expuesto, si alguna vez tuviste uno o más cálculos renales, corres un mayor riesgo de tener otro.

Si es tu caso, estos factores, de carácter familiar y genético, no son modificables, pero nos permite estar más atentos a las recomendaciones de salud orientadas a la prevención. Recuerda que siempre es mejor prevenir que tratar. Un buen control de la dieta o con complementos alimenticios naturales (Lit-Control pH Balance) que permita evitar la agregación de los cristales, ejercerá un efecto beneficiosos en la prevención.

 

Deshidratación. No beber suficiente agua todos los días puede aumentar el riesgo de tener cálculos renales. Las personas que viven en climas cálidos y que transpiran mucho pueden presentar un riesgo mayor que otras personas. A veces puede tener incluso relación con el tipo de trabajo que se realiza que en general pueda conllevar ejercicio físico intenso y alta sudoración, baja ingesta de líquidos y dificultades para poder ir a orinar, reteniendo la orina durante periodos prolongados.

La recomendación para una correcta hidratación es: Beber más de 2,5 l de líquido al día (unos 12 vasos), preferiblemente agua o zumos de fruta (recomendable en general de cítricos como naranja, limón o pomelo)

 

La forma de comprobar una adecuada hidratación es conseguir observar una orina casi transparente. Por supuesto, habrá que prestar especial atención en reponer más líquidos en situaciones que aumenten las pérdidas: calor, ejercicio, enfermedades, trabajo.  Tal vez, la mejor recomendación sea de hábito: Acostúmbrese a beber. Conviértalo en un hábito más de su vida diaria. Fíjese momentos para beber de manera rutinaria.

 

La dieta. En general, llevar una dieta rica en proteínas, sodio (sal) y azúcar puede aumentar el riesgo de tener algunos tipos de cálculos renales. Esto es sobre todo cierto con una dieta rica en sodio. El exceso de sal en la dieta incrementa la cantidad de calcio que el riñón tiene que filtrar y aumenta, de manera importante, el riesgo de tener cálculos renales.

Para una correcta y adecuada prevención, si ya ha sufrido algún episodio de piedras en el riñón, será fundamental conocer el tipo y características del cálculo, así, la dieta puede ayudar en la prevención.

 

Dada la estrecha relación que existe entre la formación de piedras en el riñón y el pH de la orina, una forma muy adecuada para comprobar si la dieta nos sitúa en un ámbito de reducción del riesgo, es el control y seguimiento periódico de los niveles de pH de la orina (Lit-Control pH Meter). Un rango, en la mayoría de los casos, dependiendo del tipo de piedra que se haya formado, entre 5,5 y 6,2 pH permite situarnos en un área de bajo riesgo litiásico. 

 

En los cálculos que contienen calcio: Disminuya la cantidad de alimentos ricos en oxalato, como vegetales, legumbres, cereales, frutas, frutos secos y, en especial, espinacas, remolacha, cualquier fruto seco y cacao. A pesar de que siempre se ha aconsejado lo contrario, actualmente se recomienda moderar, pero NO eliminar el calcio de la dieta (leche y derivados) pues puede aumentar el riesgo de formación de cálculos. Tenga cuidado con algunos antiácidos que contienen calcio extra. Aumente los alimentos ricos en citrato como el limón, la naranja, la cidra, la bergamota, el pomelo, el kiwi, la grosella y la guayaba. 

 

En los de ácido úrico: Disminuya el consumo de carne, marisco, embutidos, quesos curados, grasas y alcohol. En general, procure comer más carbohidratos y reduzca las proteínas.

 

En los que contienen cistina: Limite el consumo de pescado y carnes rojas, y en general el exceso de proteínas de origen animal.

 

Ser obeso. Un índice de masa corporal alto, un perímetro de la cintura ancho y el aumento de peso se pueden asociar con un incremento del riesgo de tener cálculos renales.

Si está bajando de peso, hágalo lentamente, la pérdida rápida de peso puede causar la formación de cálculos de ácido úrico.

 

Cirugía y enfermedades digestivas. La cirugía de bypass gástrico, la enfermedad inflamatoria intestinal o la diarrea crónica pueden provocar cambios en el proceso digestivo que afectan la absorción de calcio y de agua, lo que aumenta los niveles de sustancias que forman cálculos en la orina.

Otras enfermedades. Las enfermedades y los trastornos que pueden aumentar el riesgo de tener cálculos renales comprenden, enfermedades metabólicas, diabetes, hipertensión arterial, la acidosis tubular renal, la cistinúria, el hiperparatiroidismo, ciertos medicamentos y algunas infecciones de las vías urinarias.

  

 Otras medidas que con carácter general pueden tener efectos beneficiosos en la prevención de la formación de piedras en el riñón son: 

  • Evite el sedentarismo y practique ejercicio regular. Lo más sencillo, camine diariamente a buen ritmo.
  • Evite el estreñimiento, pues favorece la repetición de cólicos.
  • Existen además tratamientos para evitar que se formen las piedras. Su utilización depende del tipo de piedra. Deben ser recetados por el médico y tomados según sus instrucciones.
  • Considere consultar a su médico si presenta:
  • Dolor muy intenso en la espalda o el costado que no desaparece
  • Sangre en la orina
  • Fiebre y escalofríos
  • Vómitos
  • Orina que huele mal o luce turbia
  • Sensación de ardor al orinar
  • Si bebe abundante líquido y no aumenta la cantidad de orina o esta disminuye.
  • Si está embarazada, tiene un solo riñón funcionante o alguna enfermedad debilitante. Acuda sin demora al médico ante cualquier síntoma sospechoso.

 

Referencias:

1.     ESQUENA, S. et al. Cólico renal: Revisión de la literatura y evidencia científica. Actas Urol Esp [online]. 2006, vol.30, n.3 pp.268-280.

2.    GARCIA PERDOMO, H et al. Fisiopatología asociada a la formación de cálculos en la vía urinaria. Urol Colomb 2016;25:109-17 Pathophysiology associated with forming urinary stones

3.     GUÍA PRÁCTICA DE LA SALUD SEMFyC: UNIDAD 8. Enfermedades del riñón y de las vías urinarias (www.semfyc.es/formacion-y-recursos/guias/guia-practica-de-la-salud/)

4.     Dall´era JE,et al. Gender Differences among Hispanics and Caucasians in symptomatic presentation of kidney and ureteral stones. J Endourol. 2005;19(3):283-286.   

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