El fitato es un componente natural que se encuentra en vegetales y semillas, concretamente en la cutícula de estas últimas. El organismo humano no lo fabrica, por lo que para mantener los niveles adecuados de esta sustancia es imprescindible tomar regularmente alimentos que lo contengan.
Una de las principales propiedades del fitato es su capacidad como inhibidor de cristales de calcio, pero también tiene otras igual de importantes, como su poder antioxidante que impide la formación de radicales libres o su acción protectora sobre el hueso.
La dieta actual, rica en productos refinados o precocinados, es deficitaria en esta sustancia y ésta es una de las causas del aumento de los casos de cálculos renales. Aun así, la dieta mediterránea es una de las pocas que incluye alimentos ricos en fitato, como son los cereales integrales, las legumbres y los frutos secos, con un consumo diario recomendado de 1,3 gramos. No obstante, hay que tener en cuenta el contenido en sal de los frutos secos, ya que puede ser contraproducente para personas con litiasis. Y también se pueden obtener fitatos mediante complementos dietéticos.
Se ha observado que los fitatos tienen un papel fundamental en la prevención de la litiasis renal: bloquean el crecimiento de los cristales responsables de la formación de cálculos o piedras en el riñón, especialmente del tipo de oxalato cálcico y fosfato cálcico, y evitan así que se produzca esta enfermedad.
Sin embargo, la formación de cálculos renales depende de muchos factores y además existen varios tipos de cálculos. Por tanto, una de las mejoras maneras de prevenir su formación es mediante cambios dietéticos. Una dieta rica en fitatos puede ayudar a reducir el riesgo de padecer esta enfermedad, la tercera patología urológica más frecuente, tras las infecciones y la próstata, y que afecta a más de 2 millones de personas en España.