Un cálculo renal es una masa solida que se forma en las vías urinarias de una persona. Suele ser dura y compacta ya que se compone de sales minerales en alta concentración en la orina y que se agregan en cristales que van creciendo y acumulándose en los riñones hasta convertirse en piedra.
El tamaño de un cálculo renal oscila entre pocos milímetros y varios centímetros. Cuando es muy pequeño, menos de 5 mm, se parece a arenilla y generalmente puede salir por sí mismo del cuerpo a través de las vías urinarias sin provocar ningún tipo de dolor o pocas molestias en el momento de la expulsión.
Las piedras más grandes suelen ser bastante dolorosas. Cuando el cálculo hace más de 6 mm puede bloquear el flujo de la orina en el sistema urinario debido a que los uréteres son conductos muy delgados. Si esto sucede, la orina se acumula y regresa al riñón. La presión sobre el riñón por la orina que regresa, junto con los espasmos musculares del uréter a medida que el cuerpo trata de expulsar el cálculo, pueden causar dolor y presión intensos en la parte baja de la espalda, el costado, la ingle o en los tres lugares al mismo tiempo. Una vez que el cálculo sale del uréter hacia la vejiga, por lo general ya no hay problemas para que pase por el resto del cuerpo. La uretra es al menos dos veces más ancha que un uréter normal, por lo que el cálculo no suele obstruirla.
Las piedras más grandes pueden ocupar hasta todo el espacio disponible en el riñón, y obstruir por completo el flujo urinario. Estos cálculos necesitan un procedimiento quirúrgico para sacarlos.
Para los cálculos más pequeños como para los más grandes, puede que el tiempo de espera para la expulsión espontanea o hasta la intervención quirúrgica sea de varias semanas mientras las cuales el cálculo puede seguir creciendo. Se recomienda tomar inhibidores de la cristalización específicos de tu tipo de cálculo para evitar complicaciones. Haz clic aquí para ver qué tipo de producto te permitirá limitar el crecimiento de tu cálculo o su recurrencia.