Algunas enfermedades o medicamentos e incluso la dieta son factores que condicionan el nivel de acidez o alcalinidad de la orina.
En general, el valor promedio del pH suele ser de 6, ligeramente ácido, aunque puede oscilar entre 4,5 y 8. Cuanto mayor sea el valor, mayor será la alcalinidad de la orina, mientras que cuanto más bajo sea, mayor será la acidez. Por eso hay que tener en cuenta que un valor demasiado elevado (cercano a 8) o uno demasiado bajo (cercano a 4,5) puede favorecer la posibilidad de que se formen tipos de cálculos renales, de tener infección de orina, la calcificación del catéter urinario u otras patologías urológicas.
Además, el grado de acidez de la orina varía cada vez que se micciona. La primera orina de la mañana suele ser más ácida que la del resto del día y suele aumentar por la noche o según la dieta. Algunas enfermedades, como la litiasis renal, tienen un rango preventivo del pH urinario muy estrecho (entre 5,5 y 6,2), por lo que se hace evidente la necesidad de controlar y determinar el pH de la orina de la manera más fácil, cómoda y precisa posible.
Un valor de pH urinario preciso será aquél que se haya tomado con la técnica de mayor resolución posible, como son las técnicas digitales que, a diferencia de las tiras reactivas, ofrecen una resolución y precisión totalmente objetivas; y además la medición debe realizarse en una orina fresca, es decir, recién miccionada. De lo contrario, en apenas dos horas y con el cambio de temperatura corporal a temperatura ambiente, el pH urinario se verá modificado y se perderá la información del estado de la orina dentro de nuestro cuerpo.
Para mantener controlado el valor del pH urinario en todo momento, existen dispositivos médicos con este mismo fin, como Lit-Control pH Meter, que permiten medir el pH de la orina de forma sencilla y cómoda y en cualquier lugar a partir de una simple muestra de orina. De esta manera se podrá conocer a tiempo real si la orina tiene un valor de pH adecuado o, por el contrario, si el valor de pH urinario obtenido refleja riesgo de formación de piedras en el riñón, infección urinaria u otras enfermedades relacionadas con el desequilibrio del pH urinario.